El Señor es mi pastor [Yahvé Roi], nada me falta. En verdes praderas me hace descansar, junto a aguas tranquilas me conduce, él restaura mi alma. Me guía por sendas de justicia por amor de su nombre. (Salmo 23:1-3)

Según los científicos, las ovejas tienen mala fama por ser, digamos, poco brillantes. De hecho, parece que las ovejas son criaturas bastante inteligentes. Sólo parecen totas porque tienen miedo de casi todo. Pero, ¿qué tiene de aterrador ser una oveja? Para empezar, las ovejas saben bien, sobre todo para los lobos y otros animales salvajes, a los que les encanta cazarlas porque están indefensas. Para empeorar las cosas, las ovejas son bastante buenas perdiéndose, y cuando se mojan en un río o estanque, su lana puede empaparse y pesar tanto que es fácil que se ahoguen. No es de extrañar que su sensación de vulnerabilidad les lleve a veces al pánico.

Aunque rara vez nos gusta admitirlo, nosotros también estamos sujetos a miedos que a veces nos hacen comportarnos tontamente. Temerosos de fracasar en los negocios, caemos en la tentación de recortar gastos. Asustados por la soledad, somos presa de relaciones que nos perjudican emocional y espiritualmente. Temerosos de perder algo, gastamos el dinero tontamente. Preocupados porque les ocurra algo terrible a nuestros hijos, intentamos en vano controlar sus vidas. Curiosamente, algunos de nosotros incluso tenemos miedo de admitir lo temerosos que somos. Sin embargo, el miedo determina nuestro comportamiento y nuestras decisiones, y no nos lleva a una mayor seguridad, sino a una mayor ansiedad.

No es de extrañar que necesitemos un Pastor que nos mantenga a salvo, nos guíe por el buen camino y nos conduzca por el valle de sombra de muerte. Hoy, pide al Señor que examine tu corazón, iluminando tus miedos. A medida que se revele cada uno de ellos, pídele que te ayude a vencerlo mediante la fe. Ora para que Dios sustituya tu miedo por una sensación de seguridad tan fuerte que puedas decir con el salmista: “El Señor es mi Pastor… No temo ningún mal”. Cuando oras al Señor, tu Pastor, estás orando a Aquel que vela por ti día y noche, alimentándote y guiándote con seguridad por el camino de la justicia.

1. Lee despacio las tres primeras frases de este conocido salmo y cierra los ojos. Imagina que eres la oveja. ¿Qué ves? ¿Qué sientes?

2. ¿Qué significa “restaurar el alma”? Describe un momento en el que te hayas sentido necesitado de tal restauración.

3. ¿Cómo cambiaría tu experiencia de la vida cotidiana si realmente creyeras que la bondad y la amabilidad de Dios te seguirán todos los días de tu vida?

Adaptado de Praying the names of God, A daily guide de Ann Spangler