El ángel de Yahveh encontró a Agar cerca de un manantial en el desierto… Y le dijo: “Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?”. “Huyo de mi ama Sarai”, respondió ella. Entonces el ángel de Yahveh le dijo: “Vuelve con tu señora y sométete a ella”. El ángel añadió: “Aumentaré tanto tu descendencia que será demasiado numerosa para contarla”… Ella dio este nombre al Señor que le hablaba: “Tú eres el Dios que me ve”, porque dijo: “Ahora he visto al que me ve”. (Génesis 16:7-13)

Hoy en día hay productos en el mercado que pueden vigilar la habitación de un bebe, que pueden seguir la pista de perros, carteras, padres ancianos, etc. Mi favorito personal es el “Wherify”, un dispositivo similar a un reloj de pulsera que puede verificar la ubicación exacta de alguien en sesenta segundos.

Por muy útiles que resulten estos dispositivos de localización, de poco le habrían servido a Agar, porque nadie parecía preocuparse por ella y por su hijo nonato lo suficiente como para vigilar sus progresos en el desierto, nadie salvo El Roi.

Sola, empobrecida y embarazada, casi no hay peor pesadilla para una mujer. Sin embargo, Agar descubrió que no estaba sola. Dios había visto su situación con perfecta claridad. Conocía los abusos del pasado. Él señaló su posición exacta en el presente. Y vio lo que le deparaba el futuro: un hijo llamado Ismael y una descendencia demasiado numerosa para contarla. Agar y su hijo vivirían y no morirían.

Con razón llamó a Dios El Roi y luego exclamó: “Ahora he visto a Aquel que me ve”. El Roi, un Dios tan vigilante que se dice que nota cuando hasta el más pequeño gorrión cae al suelo, ése es el Dios que vela por ti hoy. Consciente de que a veces te encuentras en lugares desolados, siempre está cerca, ayudándote a encontrar un camino a través de los problemas, elaborando sus planes para tu futuro.

Da gracias: Por el cuidado vigilante de Dios.

Confiesa: Cualquier tendencia a acusar a Dios de abandonarte.

Pide a Dios: Que te haga más consciente de su presencia.

Adaptado de Praying the names of God, A daily guide de Ann Spangler