Después de esto, el Señor designó a otros setenta, y los envió de dos en dos delante de Él, a toda ciudad y lugar adonde Él había de ir. Y les decía: «La cosecha es mucha, pero los obreros pocos; rueguen, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a Su cosecha. Lucas 10:1-2

¿Me pregunto, Jesús hoy nos dice que nuestra misión es cosechar o sembrar? Yo creo que en el relato bíblico y desde la perspectiva de Jesús y con su vista ya puesta en la cruz, terminaba una etapa, terminaba una época, y con ella llegaba una cosecha. Del otro lado de la cruz, es el tiempo de la siembra, por lo que la invitación de los obreros es a sembrar.

En la parábola del Reino de Dios, Jesús dijo:

El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra, y se acuesta y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece… (Marcos 4:26-27)

La responsabilidad y ocupación es sembrar la semilla, que es la Palabra de Dios. Sigamos sembrando el mensaje, esa es nuestra parte, el crecimiento lo dará el Espíritu Santo y la cosecha será en algún momento llevada a los graneros de nuestro Padre Celestial.

Nuestra recompensa es lo que les prometió Jesús a los 70 a su regreso:

Los setenta regresaron con gozo, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos sujetan en Tu nombre». Y Él les dijo… Miren, les he dado autoridad … Sin embargo, no se regocijen en esto, de que los espíritus se les sometan, sino regocíjense de que sus nombres están escritos en los cielos». (Lucas 10:17-20).