Hoy me condenas al destierro, y nunca más podré estar en tu presencia. Andaré por el mundo errante como un fugitivo, y cualquiera que me encuentre me matará.—No será así —replicó el Señor—. El que mate a Caín, será castigado siete veces. Entonces el Señor le puso una marca a Caín, para que no fuera a matarlo quien lo hallara. Génesis 4:14-15

El contexto nos habla de la envidia de un hermano y como esto lo llevó al punto de matar. ¿Pero es ese el tema fundamental en el marco general? Si leemos con más profundidad podremos descubrir que hay un elemento más importante que se nos quiere resaltar, ese elemento es el perdón.

Muchas veces por diversas razones podemos llegar a sentir envidia, lo que nos lleva a experimentar tristeza, rabia y hasta frustración, al ver que otros obtienen lo que yo no pude, ya sea material o emocional.

Pero Dios en este pasaje no quiere hacer énfasis en esta negativa manifestación afectiva, sino el contraste entre la envidia, el perdón. El perdón es un don que viene de Dios, aunque los humanos creemos poseerlo y a veces nos sentimos superiores al otorgarlo, éste es un privilegio que sólo el Señor da en una dimensión completa.

En esto el pasaje provoca un quiebre mostrando a Dios que perdona con palabras y acción, pudiendo descargar toda su ira sobre Caín, decide perdonarlo y hasta cuidar de él para que nadie pueda hacerle daño.

Estamos ante uno de los primeros ejemplos divinos del perdón, el cual nos invita a madurar en nuestra vida cristiana a través de la imitación del carácter de Dios manifestado en sus acciones perdonadoras.